Antes de crearse la Cooperativa del vino de Nuestra Señora de la Virgen del Niño Perdido, la recolección de la uva se hacía de la siguiente manera.
Las uvas se cogían a mano con cestas de mimbre y se echaban en los carros tirados con caballerías, unas se vendían en el Pueblo si bien venían a comprarlas o había que ir a Lumpiaque, Épila, a venderlas. Y el resto se metían en las bodegas cada uno a la suya, todas ellas bajo tierra, el cual llevaba un proceso.
Se echaban por un agujero llamado Lumbrera, y caían a la Pisadera, allí se pisaban las uvas y se echaban a las Cubas de madera, donde fermentaban. Luego había que sacarlas llevándola a la Prensa y de ella ya salía el vino. El orujo formado llamado Brisa se vendía a la Alcolera, y el vino se echaba a las Cubas ya ellas limpias, hasta que estaban en condiciones de venderlo.
Cuando el vino se vendía, que solían ser los compradores unos Castellanos que venían con Galeras tiradas con caballerías o con camiones, estaban unos señores que se llamaban los "garapiteros". Uno de ellos era el encargado de medir con un decálitro el vino, y los demás de sacarlo con botos de piel de cabra curtida para 50 litros, y así iban llenando las pipas de madera que ellos traían.
El ayuntamiento del pueblo subastaba las pesas y medidas, y los que optaban por ella, eran para todo el año los encargados de estos trabajos, llamados los "garapiteros" con su bodega llamada los "tarros".
En el año 1960 se fundó la Cooperativa del vino en Tabuenca, ya se contaría con grandes avances que sustituyeron al mecanismo que se hacía anteriormente. Con plancha para bascular los remolques llenos de uva a la torba, pasar por la estrujadora y por medio de un bombeo mandarla directamente a los tinos para que allí fermente, luego pasan a la prensa y de allí a embotellar, ya todo mecanizado.